Toda la ciudad sabe que Max Stella adora a las mujeres, no que ha encontrado a una en particular que quiere conservar. A pesar de haber ganado mucho con su encanto de chico malo de Wall Street, hasta que conoce a Sara, y las salvajes fotos que ella deja que le haga, no empieza a preguntarse sin existe alguien para él fuera del dormitorio.
Practicando sexo en lugares donde cualquiera puede pillarles, lo único más aterrador para Sara que el que le pillen en público es que tener a Max demasiado cerca también en privado.

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