Érase una vez un oscuro mal deslizándose en mi reino, robando a mis
seres queridos y la vida feliz que conocía. El mundo se volvió contra mí
y juré ser más fuerte, para mantenerme a salvo.
Érase una vez un príncipe guapo, con el pelo oscuro como el ébano, la
piel tan pura como la nieve recién caída, y yo me convertí en la única
que se interponía entre él y la muerte.
Érase una vez nuestras historias entrelazadas y, ahora, sanar mi corazón
puede ser la única forma de salvarnos a todos del mal que amenaza con
destruir lo poco que nos queda.
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