Róterdam, 1850: Julie Vanderberg pierde a sus
padres en un trágico accidente. Su tío, desconocido por la niña hasta
ese momento, se convierte en su tutor legal, pero lo hace con el único
propósito de quedarse con la sustanciosa herencia. Cuando Julie cumple
los dieciocho años, su tío, asediado por las deudas, concierta un
matrimonio con un colega de negocios, Karl Leevken, al que pretende
pagar con la dote de su sobrina. Ahora Julie está atada a un hombre que
casi no conoce, pero que le resulta encantador y carismático. Solo unos
días después de la apresurada boda, ella le sigue rumbo a la colonia
holandesa de Surinam, en Sudamérica, donde Karl regenta una próspera
plantación de caña de azúcar y donde Julie conocerá el verdadero
carácter de su marido.
Surinam, 1858: Julie empieza a adaptarse a la vida
en la plantación; aunque no le resulta nada sencillo. Se siente mucho
más próxima de los esclavos que están trabajando en la finca que de su
despiadado marido, y de su malcriada y estirada hija y el prometido de
esta, Pieter, un arribista espurio y sin escrúpulos. En el contable de
Karl, Jean, Julie encuentra un amigo y confidente, pero debido a las
sospechas que poco a poco empieza a despertar su relación, Karl le
despide. Jean y Julie, no obstante, encuentran la manera de seguir
viéndose y poco a poco descubren el amor que sienten el uno por el otro.
Por el bien de Julie, Jean decide dejar la ciudad e irse a la selva
para prosperar como buscador de oro. Mientras tanto, Julie descubre que
está preñada… y solo Jean puede ser el padre. La muerte accidental de
Karl a manos de Julie, en vez de mejorar la situación, hace que todas
las tensiones latentes entre todos los miembros de la familia se desaten
y dé comienzo una lucha que terminará trágicamente en el mismo momento
en el que la esclavitud en Surinam es abolida.
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