Todas las fuerzas del Estado conocen el caso y se ven implicados en la trama: la CIA, el Vaticano y el Ministerio del Interior italiano. Todos lo saben y, cada cual a su manera y protegiendo ante todo los intereses de cada uno, se están preparando para exterminar a los vampiros.
De la noche a la mañana, Roma se llena de cadáveres completamente desangrados, algunos incluso descuartizados y con el corazón arrancado. Y es que... Los vampiros han llegado y tienen hambre...
Se entabla así una monumental partida de ajedrez entre vampiros y humanos. Pero la desorganización, las rivalidades y la total falta de colaboración entre los diferentes grupos que quieren acabar con los no muertos llevará la operación de exterminio al desastre total, desencadenando en una macabra y sangrienta batalla final en las antiguas catacumbas romanas, de la que Dragone y los suyos saldrán vencedores.
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