Alex Loira, un chico italiano de dieciséis años, cae al suelo desmayado en medio de un partido de baloncesto. En ese mismo momento, Jenny Graver, una chica australiana de la misma edad, también se desvanece en su casa. En los últimos cuatro años esta clase de sucesos se ha venido repitiendo con frecuencia. El hecho es que Alex y Jenny se comunican telepáticamente y, ansiosos por conocerse, se citan por fin en el muelle de Altona Beach, en Melbourne. Ambos están allí. O al menos eso dicen. Porque ninguno puede ver al otro. Marco, un amigo de Alex, descubre que se trata de la teoría del Multiverso: nuestras vidas se desarrollan de manera distinta en una infinidad de dimensiones paralelas. En el mundo de Alex, Jenny murió a los seis años. En el mundo de Jenny, Alex existe pero no es su amigo. ¿Cómo podrán encontrarse? O mejor todavía, ¿cuándo y dónde podrán encontrarse?
“Allí fuera, en los caminos del mundo, había miles de millones líneas, de recorridos de vida. Miles de millones de direcciones. Calles enfiladas, desviadas por azar, a veces interrumpidas bruscamente. Pensó que dos enamorados no eran más que dos recorridos a merced del azar. Podían dibujar los trayectos más absurdos en el mapamundi, dirigirse a cualquier parte y no encontrarse jamás. O bien cruzarse también varias veces y no reconocerse. Podían tomar el mismo autobús todas las mañanas, sin saber nada el uno del otro. Así hasta el fin de sus días, sin relacionarse. Pero bastaba muy poco: un intercambio de frases, incluso casual, y las líneas se habrían mágicamente unido. Dos grises trazos de un solitario recorrido se habrían convertido en una sola calle compartida.”
Cuando leí la sinopsis de esta novela, me llamó bastante la atención. Que los protagonistas tuvieran 16 años, quizás ya no tanto. Me temía una novela enfocada a adolescentes llenos de testosterona, sin pies ni cabeza....y qué equivocada estaba.
El que los chicos sean tan jóvenes al final no deja de ser una mera anécdota, y al estar tan bien narrada que en ningún momento decae ni se hace tediosa.
Es muy dificil escribir bien sobre saltos en el tiempo, multiversos, mundos paraledos, escenarios distópicos...tienes que hilar muy fino la trama, para que el lector no se líe, para que todo tenga sentido, y sobre todo, para permanecer en buen ritmo y evitar que el lector se aburra/agobie/duerma.
Considero que este autor, lo ha conseguido, narrando esos "viajes" perfectamente, haciendo evolucionar la historia hacia un embrollo en el que el lector se mete junto a los protagonistas y del cual sale airoso.
Las vidas de Jenny y Alex, distantes, imposibles, siempre han estado unidas. Si no en esta, en otra vida, a través de sus otro yo. Por diferentes motivos, hasta la adolescencia no vuelven a contactar, y esto es el detonante para que quieran buscarse y encontrarse, resolver el enigma que les deparan las visiones y los viajes. La búsqueda de Memoria, será el hilo conductor de una historia, como decirlo, muy Fringe, muy Mátrix...donde quizás el tono romántico queda eclipsado por la fantástica historia del multiverso, en algunos momentos, cruda y nada agradable.
El final queda abierto a una continuación, que pienso leer, tras la buena opinión que me ha causado esta novela.
Recomendable si ten van los saltos, los viajes, los mundos paralelos, la distopía y un poquito de romanticismo.
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