Randall es hijo de uno de los hombres más ricos, si no el más, de
Manchester: Connor Bennet, amo y señor de Bennet & Son, la fábrica
textil más grande de la ciudad. Al no tener hermanos, Randall será quien
herede la cuantiosa fortuna familiar, pero su padre está preocupado
porque a los treinta años aún no sienta cabeza. Él teme que al morir,
terminará por dilapidar todos los ingresos en los prostíbulos y mesas de
juego de la ciudad.
Por esta razón casi todos los días tienen la misma discusión a la
hora del desayuno: debe casarse y darle nietos para asegurar que la
empresa no desaparezca en cuanto él se haya marchado de este mundo.
Randall, cansado de los sermones, decide salir del paso lo más rápido
posible, y sin tener que sacrificar su vida licenciosa.



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