Cuando Daniel llega al recóndito valle de Ostara para cubrir como
periodista El festival del equinoccio, tiene claro que debe salir de
allí cuanto antes. Su verdadera misión no tiene solo que ver con el
festival, sino con el pasado oscuro del valle y de sus habitantes.
Camila es la joven recepcionista del único hotel del pueblo, un rancio
recuerdo de su pasado esplendor regentado por su madre, y que tendrá que
cerrar definitivamente las puertas cuando pase el Festival, tras más de
cien años de servicio. Dos personas que jamás congeniarían tendrán que
pasar unos días juntos. Ella como anfitriona del lugar e intentando
quitárselo de encima, y él con la extraña sensación de que debe huir de
ella a pesar de la atracción que siente. Perdidos en un valle encantado,
entre la magia del equinoccio y los recuerdos de un pasado misterioso.
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