Si tan solo la tolerancia hubiese existido… Si tan solo tanto rencor
no hubiese dolido… Si tan solo sentir lo que sentíamos no hubiese sido
tan fuerte, tan difícil de aceptar para los demás…
Tenía dieciocho años cuando mi vida cambió. Cuando, sin saberlo, mi
interior se transformó. Cuando lo mejor y lo peor apareció frente a mí
y, por la ingenuidad propia de ese momento, no lo puede ver, ni siquiera
lo pude sospechar. Y es que cuando el problema no es el amor… ¿Qué lo
es entonces?
Él y yo nos enamoramos sin ni siquiera sospechar que su presencia en
mi existir lo modificaría todo, convirtiéndose de pronto y sin aviso en
lo más hermoso de mi mundo y también… en lo más doloroso.
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