Colin llega a Madrid huyendo de una situación dolorosa. Le han ofrecido
un buen empleo y una antigua novia le ha conseguido un alojamiento muy
económico. Pero, como todo lo bueno, tiene un inconveniente: Jared, el
propietario del piso, es americano y Colin detesta a los americanos.
Aunque este yanqui en cuestión tiene más cosas en contra aparte de su
nacionalidad: es esnob, engreído, demasiado pulcro y, además, lo observa
cuando está desnudo. Todas estas son, en opinión de Colin, razones más
que suficientes para odiarlo y así lo haría si no fuese porque su cuerpo
y su corazón tienen planes muy diferentes a los que su mente ha
trazado.



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