Sin ataduras. Sin reproches. Sin vuelta atrás. No creía que él pudiera
desearme. Y no iba a liarme con él, sobre todo después de lo que había
oído. Alex Kennedy era alto, moreno e increíblemente guapo, pero yo ya
había sufrido un gran golpe. Cuando le pedí que posara para mí, no
esperaba que la sesión fotográfica se volviera tan apasionada. Y cuando
cruzamos esa línea, nuestros cuerpos no fueron lo único que quedó...
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Opina, comenta, comparte!